San Francisco de Paula, nuestro fundador

 Fue llamado así por su patrón S. Francisco de Asís. Al cumplir los trece años, sus padres le pusieron en un convento de Franciscanos. A los quince fue en peregrinación a Roma y Asís con sus padres. Fue tan impresionado por lo que vio que cuando regresó a su casa hizo algo insólito: se hizo hermitaño y se retiró en una cueva frente al mar. Cuando Francisco cumplió los veintidos años, dos hombres que habían sabido de su santidad se unieron a él. Se llamaron “los hermitas de S.
Francisco de Asís”, que más tarde cambiaron a “Frailes Mínimos”. “Mínimos” quiere decir los más pequeños en la casa de Dios.
                La mayoría de los frailes, como Francisco eran hombres caritativos e incultos que querían hacer penitencia por amor a Dios. Francisco pensaba que uno debe hacer actos heroicos de abnegación para poder crecer espiritualmente. A los votos de pobreza, castidad y obediencia, añadió un cuarto voto: Cuaresma perpetua. De manera interesante, esta orden atrajo muchos candidatos, y toda la región alababa a Dios por los milagros y profecias de Francisco.
                Aunque Él amaba la vida contemplativa, sintió que Dios le llamaba a una vida activa en defensa del pobre y del oprimido. Francisco fue intrépido y nunca dudó regañar al rey Fernando de Nápoles y a sus hijos por sus injusticias.
                En el año 1482 cuando el rey Luis XI de Francia estaba muriendo, imploró a Francisco que viniera y le curase, prometiendo al santo dinero y favores, Francisco al principio se rehusó, pero el Papa le ordenó que fuera a Francia para preparar al rey a morir. Cuando el rey vió a Francisco, cayó de rodillas implorando un milagro. Él le dijo que la vida del rey estaba en las manos de Dios y Luis dejó que Dios le curase. Además de ayudar al rey a morir en paz en sus brazos, Francisco influyó el destino de las naciones.Restableció la paz entre Francia y Bretaña aconsejando un matrimonio que unía a las familias reales.
                     Francisco estuvo en Francia veinticinco años y murió en la corte de Francia. Aunque sus milagros fueron muchos, fue cononizado por su humildad y por haber sabido combinar la vida comtenplativa con la activa. Él es un buen ejemplo para la gente ocupada de nuestros días.
                Francisco propuso a sus seguidores una regla para ser praticada en su vida religiosa. La última Regla, después de tres experimentos, fue aceptada por todos los miembros y aprovada oficialmente por el Papa
Julio II el 28 de julio de 1506.
                La segunda Orden fue establecida el 11 de julio de 1495, cuando un grupo de mujeres españolas profesaron la regla de los Mínimos. Son monjas de clausura y existen en España e Italia.
                El papa Alejandro VI con un documento pontificio aprovó oficialmente la Tercera Orden de los Mínimos: personas seglares que viven el espíritu de S. Francisco en las familias y otros ambientes.

S. Francisco, ¡reza para que sepamos combinar la oración con la acción!